jueves, 10 de febrero de 2011

Algo más que una afición


Agujas colinegras en Vegas Altas del Guadiana, Febrero 2010

Como recogen las palabras de David Attenborough "Cuando el naturalista se enamora de la Naturaleza, ya nunca tendrá suficiente", recogidas en el comienzo del la Bitácora de Humboldt, un blog que sigo asiduamente y que me aporta mucho.

Lavandera blanca, o chirivita una de mis primeras observaciones

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Todos tenemos un inicio, en mi caso fue la observación de las aves y, en concreto, las lavanderas y mosquiteros que llegaban "al Llano", un descampado a las afueras y cercano a mi casa, donde hoy se asienta el instituto Bárbara de Braganza en Badajoz. Tuve la suerte de tener amigos cerca como Joaquín Mazón y Manolo Flores, con quien descubrir y compartir esa experiencia, cuando todavía apenas podía moverme en bicicleta y mi radio de acción se alejaba de mi domicilio apenas 10 km. Entonces caminábamos hasta El Tomillar a través de un olivar donde escuchábamos el canto del mochuelo y cogíamos las primeras "frezas" de sapo corredor.

Mis primeros CUADERNOS DE CAMPO

Un maestro a quien nunca podré agradecérselo suficientemente, fue Antonio Gutiérrez y la inseparable " Piscis", donde cuidábamos animales accidentados pagando su comida y medicinas de nuestro bolsillo, ese fue el primer punto de convergencia entre niños que más tarde serían los grandes naturalistas de la Extremadura de hoy.

Con la llegada del coche (gracias a Domingo Rivera y su seat 124 azul), la distancia, los hábitat y las especies se multiplicaron en poco tiempo y, también las aficiones. Por fin llegamos a la Sierra de San Pedro y El Saltillo parecía el lugar más remoto de la tierra, con sus perdiceras, alimoches y venados. Comencé a fijarme en los anfibios, los reptiles, las orquídeas o las arañas (a esto contribuyó Joaquín Dávalos que además fue el primero de nosotros en tener cámara fotográfica, una Yashica FX3) y así, el abanico se extendía cada fin de semana.



El Saltillo a tinta, ahora resulta que se llama Rivera de Sansustre




Llegaba un momento en que los cuadernos de campo tardaban poco en acabarse. Junto con el cuaderno de campo crecía mi colección de plumas, cráneos, láminas y diapositivas (una pena que hoy apenas disponga de sitio para conservarlas bien), testigo inigualable de múltiples vivencias.


Colección de plumas

Las esperas en la Sierra de San Pedro durmiendo al raso, eran lo mejor que podíamos tener y la subida al Torrico con Manolo la repetiríamos todos los años en berrea, aquí observamos nuestra primera "imperial" , una mañana de niebla calados hasta los huesos.

Acuarelas actuales para acompañar mis cuadernos de campo

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Desde entonces hasta ahora nuestra afición no sólo no ha mermado, si no que se ha convertido en una forma de vida. Las vacaciones y los días libres son para salir al campo, conocer nuevos lugares y compartir con aquellos que estamos llamados a converger en el mismo punto de manera irremediable.



Observando gansos en Casas de Hitos
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4 comentarios:

  1. Bonita remembranza JuanPa,(mirar atrás solo para seguir adelante), pero llega pronto, te queda mucho que vivir para contar en esta tu ventana.
    Recuerdo perfectamente cuando te conocí, recién llegado yo de Madrid, en el caserío de Las Huertas. El Saltillo, entonces como ahora, y a pesar de todo seguirá siendo El Saltillo para muchos.
    Las palabras de David Attenborough son una verdad que muchos corroboramos, entre otras cosas porque esta afición nos descubre cada día nueva "gente", (como diría Dersu Uzala) y nos lleva a conocer muy buena gente como tú.
    Un abrazo compañero.

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  2. ¡Qué tiempos! ¡Y cuanto disfrutábamos, maravillados como los niños con cada nueva observación! Gracias por tu rebobinado, porque aún sin conocernos por entonces, ya compartíamos vivencias.

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  3. Hola Juanpa, no hables como si esos tiempos hayan terminado, por que hoy mas que nunca acaban de empezar, te recuerdo que tenemos que enseñar a Darío y a la niñas esos escondrijos y nos tienen que enseñar ellos, esa cara de asombro de la primera vez que ven tal pajaro o esas florecillas amarillas, que quizás ya hemos olvidado. Nos queda todo por vivir. Un fuerte abrazo.

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  4. ¿Qué tal Juan Pablo? que bien lo pasáis, las fotos muy buenas. Espero que lo hayas pasado muy bien en Monfrague, yo no he podido ir, habrá que esperar al año que viene.
    Un abrazo

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