domingo, 28 de abril de 2013

Ophrys bombiliflora. Extremadura. Spain



Oprys bombiliflora, la orquídea de Pedro

Ophrys bombiliflora. Tomada en Cerro Gordo. Badajoz

                                   Pincha en la foto y verás qué maravilla


                Muchas veces me decía que esta afición no tiene límite, - “cuando aprendes algo de lirios, comienzan a gustarte los narcisos, cuando crees que los conoces aparecen las labiadas… hasta que llegas a las orquídeas, entonces este mundo cambiante de la taxonomía botánica parece volverse loco”-.
 Y por supuesto te arrastra su locura. 

Vista lateral de la especie. Pincha en la foto, la verás mejor

                Han sido muchas las personas con la que he compartido fantásticas jornadas de campo pero, algunas de ellas han formado mis mejores  maneras para acercarme al conocimiento y disfrute de la naturaleza.
Estas personas rebosan sabiduría, y cada instante que pasé con ellos noté como aumentaba mi conocimiento de forma natural, como sin darme cuenta. Una de estas personas es José Luis Pérez Chiscano, quien no solo cultiva la botánica, la ornitología, la edafología, la entomología… y tantas otras disciplinas que parece increíble que quepan tantos conocimientos en un cerebro de “persona” ¿estará enriquecido con materia gris?


Pedro Gómez Hernández acompañándome en la Sierra de Alor
                Otro de los grandes sabios cercanos, se cruzó conmigo en la Escuela de  Ingenierías Agrarias de Badajoz, Pedro Gómez Hernández.

Su manera de enseñar Botánica distaba mucho del resto de profesores de las demás materias de la escuela. Irradiaba su pasión por las plantas y eso se trasmitía de una forma increíble y natural en cada clase, lo cual hacía imposible que pudiera saltarme ninguna. Otros compañeros me decían:
 –Vamos a echar una caña, que Carlos nos pasa los apuntes
-  No sabes lo que me estás diciendo, ¡perderme yo una lección de Pedro!
Su forma de impartir sabiduría en clase era mucho más que un dictado de apuntes, era trasmitir verdaderamente conocimientos botánicos que te animaban a salir al campo por tu cuenta, con la guía de Devesa y el periódico para prensar. Y todavía no habíamos llegado a las orquídeas, su verdadera pasión. Aquí las clases se convertían en lecciones magistrales. Tras los años volvimos a encontrarnos en distintas situaciones y nos hicimos buenos amigos. Quedábamos con frecuencia para “mojarnos las botas” en busca de las orquídeas de la Sierra de Alor, El Fuerte de San Cristobal o Cerro Gordo. Hubo una que nos dio especial trabajo, la Oprhys bombiliflora, yo no la había visto nunca y él quería enseñármela. Me decía – “es pequeña, como un garbancito negro agarrado a una ramita verde”-
Trillamos varios cerros y valles hasta que la encontramos cerca de Badajoz, otro naturalista Joaquín Dávalos nos indicó una zona buena para la especie y desde entonces para mí la Ophrys bombiliflora es “La Orquídea de Pedro”. Lamentablemente Pedro falleció el otoño pasado y no pudo acompañarme esta primavera a buscar las bombilifloras, las encontré donde las dejamos hace dos años (el pasado con la sequía no salieron). No pude evitarlo me acorde de él, seguro que por eso le estoy evocando con esta entrada. Pedro, espero que te guste.

Una orquídea difícil de encontrar, curiosamente las urbanizaciones pacenses pueden terminar con ella

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