Macho de collalba rubia |
Desde
hace algunos años las collalbas se han convertido para mí, en algo más que unas
bellas aves para observar. Me encantan sus colores, el espasmódico movimiento
del cuerpo (agacharse y levantarse en fracción de segundos), el nerviosismo de
sus colas, con esa "T" negra invertida sobre fondo blanco... me podría
pasar horas contemplándolas.
Tras
descubrir un buen posadero de collalba rubia (Oenanthe hispanica), cercano al castillo de Magacela, me decidí a
probar suerte para fotografiarlas. Se trata de una roca elevada, cubierta de
líquenes donde acostumbra a pasar largos minutos cantando. Después de
"cebar" varios días con tenebrios creo que ha llegado el momento.
Tras
entrar al aguardo con las primeras luces del alba, escucho el canto cercano de
las chovas piquirrojas del castillo, seguro que comienzan sus primeros vuelos
aunque no puedo verlas. También lo hace una bandada de grajillas que se posan
en las inmediaciones de mi escondite. Da gusto mirarlas.
Ahora
finalmente escucho a la collalba rubia. Se trata de un macho de garganta
blanca, muy elegante en la pose, que poco a poco va acercándose al posadero.
Sus movimientos son rapidísimos. Entra, coge un tenebrio y sale disparado,
apenas tres segundos y desaparece.
No me
lo explico, con la cantidad de "ricos manjares" que le he dejado. Al
poco vuelve y... lo mismo. Habrá que esperar. Y vuelve, esta vez se queda
quieto, abre las alas y mira hacia arriba nervioso, algo pasa.
En
pocos segundos aparece una hembra de collalba negra (Oenanthe leucura), ante la cual se aleja raudo del posadero. La
collalba negra es bastante más grande, y posiblemente agresiva con los
competidores más pequeños. Esta ave sí se muestra confiada y segura, aguanta
varios minutos comiendo tenebrios y cuando se ha saciado, coge varios con su
pico y desaparece, seguramente a cebar a su prole. Este es el momento en que
aprovecha de nuevo la "rubia" para volver a por el alimento. Sabe que
dispone de poco tiempo hasta que vuelva "la negra", y lo aprovecha.
Al poco
la hembra de collalba negra regresa acompañada, esta vez por el macho. Es
curioso el plumaje tan distinto que presentan en la cercanía, el marrón oscuro
de la hembra contrasta con el negro brillante del macho, que a su vez hace más
visible la "T" de su cola. Tras tomar varias fotografías, dejo a un
lado la cámara y me dedico solo a contemplarlas. Menudo lujo, mejor que todos
los libros que poseo y que todos los programas que puedas ver en televisión.
Por si fuera poco, ahora llega un escribano montesino (Emberiza cía), que con su azulado plumaje engalana el posadero.
Tras
varias horas y cientos de buenas fotografías en las tarjetas de memoria,
abandono el hide.
Según
recojo los "archiperres" de regreso al coche, decido dar una última
vuelta por las inmediaciones de la sierra. Hay al menos seis parejas de
collalba rubia de las cuales dos presentan "garganta blanca" y cuatro
"garganta negra", aquí están juntas las dos formas o morfos. Curiosamente
la guía de Lar Svenson y Killian Mullarney describe como más común la collalba
rubia de garganta blanca en el oeste y la de garganta negra en el este, parece
que aquí se ha incumplido la regla, o ha imperado la fusión ¿no os parece?
Hembra de Collalba negra |
Hembra de Collalba negra |
Hembra de Collalba negra |
Preciosa entrada como todas ,yo tengo una pareja de negras aqui cerca de casa, a ver si vienes por aqui y me dices algo pajarero" que no me tenga que enterar por los pastores locales jjejje un saludo juampa
ResponderEliminarQue fotazas Juan Pablo y que bicho más guapo la collalba negra. Saludos desde Cantabria.
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