martes, 28 de abril de 2015

Una "Negra" y una "Rubia"



Macho de collalba rubia

 

Desde hace algunos años las collalbas se han convertido para mí, en algo más que unas bellas aves para observar. Me encantan sus colores, el espasmódico movimiento del cuerpo (agacharse y levantarse en fracción de segundos), el nerviosismo de sus colas, con esa "T" negra invertida sobre fondo blanco... me podría pasar horas contemplándolas.
Tras descubrir un buen posadero de collalba rubia (Oenanthe hispanica), cercano al castillo de Magacela, me decidí a probar suerte para fotografiarlas. Se trata de una roca elevada, cubierta de líquenes donde acostumbra a pasar largos minutos cantando. Después de "cebar" varios días con tenebrios creo que ha llegado el momento.
Tras entrar al aguardo con las primeras luces del alba, escucho el canto cercano de las chovas piquirrojas del castillo, seguro que comienzan sus primeros vuelos aunque no puedo verlas. También lo hace una bandada de grajillas que se posan en las inmediaciones de mi escondite. Da gusto mirarlas.
Ahora finalmente escucho a la collalba rubia. Se trata de un macho de garganta blanca, muy elegante en la pose, que poco a poco va acercándose al posadero. Sus movimientos son rapidísimos. Entra, coge un tenebrio y sale disparado, apenas tres segundos y desaparece.
No me lo explico, con la cantidad de "ricos manjares" que le he dejado. Al poco vuelve y... lo mismo. Habrá que esperar. Y vuelve, esta vez se queda quieto, abre las alas y mira hacia arriba nervioso, algo pasa.
En pocos segundos aparece una hembra de collalba negra (Oenanthe leucura), ante la cual se aleja raudo del posadero. La collalba negra es bastante más grande, y posiblemente agresiva con los competidores más pequeños. Esta ave sí se muestra confiada y segura, aguanta varios minutos comiendo tenebrios y cuando se ha saciado, coge varios con su pico y desaparece, seguramente a cebar a su prole. Este es el momento en que aprovecha de nuevo la "rubia" para volver a por el alimento. Sabe que dispone de poco tiempo hasta que vuelva "la negra", y lo aprovecha.
Al poco la hembra de collalba negra regresa acompañada, esta vez por el macho. Es curioso el plumaje tan distinto que presentan en la cercanía, el marrón oscuro de la hembra contrasta con el negro brillante del macho, que a su vez hace más visible la "T" de su cola. Tras tomar varias fotografías, dejo a un lado la cámara y me dedico solo a contemplarlas. Menudo lujo, mejor que todos los libros que poseo y que todos los programas que puedas ver en televisión. Por si fuera poco, ahora llega un escribano montesino (Emberiza cía), que con su azulado plumaje engalana el posadero.
Tras varias horas y cientos de buenas fotografías en las tarjetas de memoria, abandono el hide.
Según recojo los "archiperres" de regreso al coche, decido dar una última vuelta por las inmediaciones de la sierra. Hay al menos seis parejas de collalba rubia de las cuales dos presentan "garganta blanca" y cuatro "garganta negra", aquí están juntas las dos formas o morfos. Curiosamente la guía de Lar Svenson y Killian Mullarney describe como más común la collalba rubia de garganta blanca en el oeste y la de garganta negra en el este, parece que aquí se ha incumplido la regla, o ha imperado la fusión ¿no os parece?

Macho de collaba negra

Hembra de Collalba negra




Hembra de Collalba negra
Hembra de Collalba negra





2 comentarios:

  1. Preciosa entrada como todas ,yo tengo una pareja de negras aqui cerca de casa, a ver si vienes por aqui y me dices algo pajarero" que no me tenga que enterar por los pastores locales jjejje un saludo juampa

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  2. Que fotazas Juan Pablo y que bicho más guapo la collalba negra. Saludos desde Cantabria.

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