domingo, 14 de septiembre de 2014

Mis belicosos vecinos



 

Resulta asombroso observar la vida de una charca desde el aguardo antes del amanecer. Las primeras voces suelen ser las de las alborotadas cigüeñuelas pero, más tarde el bullir de aves que vienen y van por las orillas suele alejarme del sueño que me aqueja a estas horas.
Hoy han sido los andarríos chicos (Actitis hypoleucos) los que con sus belicosas carreras me han dejado boquiabierto. No entiendo el porqué, pero se han pasado la mañana peleando en torno a un  trozo de orilla, han llegado hasta las manos, o mejor dicho: "hasta las patas". Saltaba uno frente a otro golpeándose con las patas en un brinco parecido al de las grullas en su "actitud agonística". De cuando en cuando una cigüeñuela se acercaba poniendo paz entre los alborotadores, mientras les gritaba con insistencia, parecía decir "haced las paces de una vez por  favor". 



1 comentario:

  1. Nada como ser participe de todo esto desde la más absoluta discreción. Un saludo Juan Pablo

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